viernes, 14 de febrero de 2014

PVD O DEPOSICIÓN EN FASE DE VAPOR

PVD son las siglas de Phase Vapour Deposition (esto es, Deposición en Fase de Vapor para los que no dominen el inglés). Se trata de una forma de recubrimiento de metales en capas extremadamente finas pero de gran duración, y se puede llegar a las propiedades de los metales recubiertos.
De hecho, las primeras aplicaciones del PVD no fueron decorativas sino técnicas, siendo los recubrimiento de TiN (de color dorado, por cierto) los primeros en realizarse por este método. Tenían como finalidad aumentar la dureza superficial de las piezas de acero recubiertas, consiguiendo de esta manera una mayor resistencia al desgaste. Otros recubrimientos técnicos desarrollados posteriormente son los de TiCN, CrN, TiAlN-AlTiN .
Posteriormente se realizaron recubrimientos tribológicos, que son los que buscan no sólo mejorar la dureza de los materiales sino también las características de deslizamiento, rozamiento y autolubricación en contactos metal-metal que pueden dar lugar a gripajes, desgaste adhesivo o microsoldaduras. Estos recubrimientos suelen ser capas de sulfuros y carburos metálicos sobresaturadas de carbono.
Y luego llegaron los recubrimientos que a nosotros nos interesan, que son los recubrimientos decorativos. Es este caso, aparte de la función decorativa, se suele buscar una resistencia al rayado, al desgaste y a la corrosión. Es posible que la caja de nuestro querido Sinn 756 lleve algún tipo de recubrimiento PVD para lograr la dureza de su caja que lo hace tan resistente al rayado.
Existen varios métodos para lograr esos recubrimientos de PVD, pero la técnica consiste básicamente en vaporizar un metal puro o aleación del que vamos a recubrir la pieza por sublimación, obtener la reacción para obtener el compuesto deseado y depositarlo sobre la superficie de la pieza a recubrir (sustrato). 
En un equipo se introducen las piezas a recubrir, con un baño de sales que contienen los iones que van a participar en la capa recubierta.
Al principio del proceso se practica un vacío inicial, y una vez se consigue éste, se introduce un flujo de gas inerte (Argón, generalmente).
Cuando se establecen las condiciones de atmósfera adecuadas, comienza un calentamiento controlado, hasta llegar a una temperatura en la que las sales se muestran en estado de vapor.
Estos iones, mediante un campo magnético dirigido, se cargan de forma positiva, y se proyectan sobre las superficies a recubrir.
El ión colisiona contra las partículas metálicas, desplazando a estas, ocupando su lugar. Esta colisión se repite millones de veces, a lo largo de toda la superficie del componente.
El grosor de recubrimiento se controla mediante el tiempo de reacción.
Con este proceso se consigue que las moléculas de material de recubrimiento entren a formar parte de la estructura molecular del metal (recordad las propiedades del enlace metálico que estudiásteis en química de bachiller o BUP). Es diferente de un chapado, ya que en los chapados existe una capa límite que separa el acero del oro. En el PVD esto no existe, ya que las moléculas de oro estan "incrustadas" en el acero.

SEIKO KINETIC

Si hablamos de este reloj, es porque es, el que uso de forma más frecuente y en su momento me llamó la atención esta palabra denominada KINETIC (es como una especie de marca registrada). A simple vista parece igual que cualquier otro reloj de este tipo, me refiero al típico reloj de pulsera, con pila, de acero inoxidable, de espesor medio y analógico, es decir, de manecillas.
¿Pero que esconde este reloj en su interior? Los modelos de la colección KINETIC funcionan sin pilas gracias a su revolucionario mecanismo basado en la energía cinética que se genera con el propio movimiento del brazo. Y hablamos de colección, pues hay unos 20 modelos a elegir y además para "señoritos" y "señoritas", aunque para éstas últimas hay menos para elegir (todo ello suponiendo que a las mujeres no les gusten los relojes de tamaño más grande).
Su tecnología de forma muy resumida, lleva un rotor que puede girar a 300.000 revoluciones por minuto, junto con un imán y una bobina que nos proporciona energía magnética. Esta energía magnética pasa a un pequeño condensador (que es el verdadero corazón de la maquinaria) que obra el milagro de transformar la energía magnética en eléctrica, la necesaria para poder funcionar y, todo ello con el solo movimiento del reloj en nuestra muñeca.
Por lo tanto se ha obrado el milagro y la tan necesaria pila, ha dejado de ser un inconveniente, ya que de manera totalmente ecológica se he hallado la forma de producir energía eléctrica.
Este condensador tiene la gran ventaja de que permite liberar la energía eléctrica que necesita el circuito para poder funcionar, conservando el resto como reserva de energía. Cuenta con un sistema especial de cuarzo que permite funcionar con sólo la mitad de energía que utilizan los de pila convencionales, una maravilla de la tecnología relojera.
Energía completamente ecológica, no contaminando absolutamente nada.
Al no llevar pilas, no hace falta abrir el reloj para poder cambiarlas, por lo que es importantísimo, ya que el reloj siempre estará hermético para agua y polvo.
Tienen una carga máxima de reserva de energía de unos seis meses, aunque esto no siempre es exacto, por una sencilla razón, cada cual mueve el brazo de una determinada manera y eso influirá en la cantidad de carga que se acumula en el reloj.
La ventaja parece evidente, puedes ponértelo un fin de semana, quitártelo para volver a ponértelo dentro de 15 días y el reloj seguirá funcionando.
Es muy cómodo, ya que sino tuviera una reserva de carga, no tendría sentido todo esto. Además si se le agotara la reserva de carga, basta con que le demos unas sacudidas en forma de medio arco, para que empiece a funcionar, ¡en cuestión de segundos!.
Con todo esto, vemos que tenemos un reloj, realmente sorprendente en su funcionamiento, pero evidentemente toda esta tecnología la vas a pagar. LA ECOLOGÍA HOY POR HOY PARECE QUE ESTÁ REÑIDA CON LA ECONOMÍA (y eso que todos sabemos el problema tan enorme, que tienen las pilas y el daño que causan para el medio ambiente).
Tiene una gran precisión horaria, pues yo me olvido de él y creo que solo he tocado las agujas una vez en un año, quizás un minuto en más o menos. Si no me acuerdo, es buena señal.
Seiko Kinetic es sin dudas un reloj original en todo sentido, vale la pena pensar en adquirirlo alguna vez en la vida.